miércoles, 7 de diciembre de 2011

Rafael de Paula

Con compás, con soniquete. Con la magia y con el duende. Con la esencia y efeméride de un capote azul que vuela sobre un cielo circular que se torna incandescente. Calle Cantarería; ilumíname, se mi guía. Barrio de santiago; que derrochas poesía. Jerez de la Frontera; tierra de gañanía. Rafael de Paula, tú eres, genio de la torería. Arte que emana de las muñecas de un torero cuyos lances y muletazos susurran al oído de un Dios que es gitano. Un relieve cóncavo ensombrece el redondel por los vuelos de un percal de vueltas azules. Como un río que fluye, por naturales, su muleta descansa en un apacible velero que se precipita en un cambio de mano por una catarata. Un trincherazo por bulería y un ayudado por soleá. Así es Rafael de Paula y así su forma de andar. Camina erguido, muestra su simpleza y su naturalidad ataviada de profundidad. De oro, la luminosidad y creación del día. De plata, la apoteosis de un atardecer. De azabache, la frescura y belleza de la noche. La neblina que provoca mi ceguera abnegación para decir con honra, que Paula es mi matador. Mi torero. Mi estandarte. Mi ídolo e inspiración del pan de cada día que llena mi corazón.

                                                                      Álvaro Gil